LA REAL FICCIÓN - Casa Guardabarranco


Existe algo intrigante en la manera en la que contamos historias, ya que, dependiendo del narrador y del interlocutor, siempre existirán aristas de interpretación que cambiarán un poco el fondo del relato, esa interminable situación del contexto en el cual se cuenta la anécdota. Unas simples palabras, o quizás, unos cuantos objetos, pueden transportarnos hacia otra realidad, la cual se convierte en un pasaje onírico dentro de nuestra existencia. Escenas que se componen de pequeños fragmentos independientes pero que se relacionan a través de un mismo hilo conductor llevándonos hacia esa fantasía que reemplaza por un momento la realidad. 

Estas imágenes que finalmente toman cuerpo ante nuestros ojos, a lo mejor llegamos a plasmarlas en una vieja servilleta, una hoja de papel o, en un pedazo de tela que se quedará adherido a una pared, decorando nuestro espacio como la materialización de una idea repetitiva. Nace en nuestra mente entonces una idealización de lo verdadero, aquello que queremos que exista y nos obsesionamos tanto en creerlo hasta que lo volvemos real y lo convertimos en parte de nuestra esencia, convirtiéndose así en un elemento implícito en nuestro origen y nuestra identidad. Un personaje, un lugar o un acontecimiento que quizás existió o solo existe en nuestra imaginación, pero, si los indicios son reales, la historia es real ¿no?

En la leyenda del Xocomil, confluyen elementos como el sustento, la tierra como símbolo de pertenencia e incluso el amor, siendo este último quizás el más repetitivo dentro de las distintas y trágicas versiones europeizadas de la misma. Por generaciones, esta leyenda se ha transformado tanto como las comunidades que se encuentran alrededor del Lago de Atitlán, adoptando símbolos externos como propios, generando un sincretismo que bien se difumina dentro del resto de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, el contar historias es parte de nosotros y se manifiesta como un gesto humano, ese mismo gesto que nos ha llevado a trazar nuestro origen o, si bien, el camino hacia donde se dirige nuestra identidad aunando nuestros rasgos semejantes dentro de un concepto más contemporáneo, pero igual de mutable que el significado original.

La real ficción - Xocomil de Eder Castillo es una trama meticulosamente hilada con patrones de lenguaje ancestral y artesanal que se fundamenta en un cuidadoso proceso antropológico para presentar una situación descontextualizada dentro de un espacio neutro. Una propuesta de construcción reflexiva y el espacio alternativo que se habita gracias a los vestigios de nuestra propia pertenencia, narrados por nuestras voces de una generación a otra. Es una de esas narrativas que se introducen en lo más profundo y hacen cuestionar lo que es real y lo que no, jugando con lo subjetiva que puede llegar a ser la verdad. El cuerpo de esta se crea solo a partir de registros visuales reminiscentes de un pasado que existió pero que crea un futuro incógnito; un espacio que abre la puerta para un diálogo creativo entre el engaño y el acierto.

Andrés Cordón

Ciudad de Guatemala, febrero 2023  




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